06 octubre 2008

Anticrónica de un concierto no anunciado -o sí-

El 4 de Octubre de 2008 estaba predestinado, musicalmente hablando, a ser un día cenizo. Para empezar, hace cosa de un mes, o más, surgieron las primeras noticias: Vetusta Morla tocarían en Elche (Alicante), Rufus Wainwright (fijo que lo he escrito mal) en Alicante city, en un recinto con una acústica terrible y Bryan Adams en otro que me daba más o menos igual. Yo soy de Alicante y me frotaba las manos pensando en un panorama así de rebosante de oferta musical, cosa inhóspita en esta zona levantina donde a no ser que te llames Merche, Bustamante, Revólver o algo así no te hacen un hueco. Pero pronto caí del guindo, impepinablemente ese día, ese día de ese fin de semana, estaría en Madrid. Bien, intentando no pensar mucho en este handicap y pensando en posibles desgracias que impedirían los conciertos (que los de Vetusta Morla hubieran sido abducidos por algún ser del ciberespacio o que Rufus Wainwright hubiera sido abducido por algún pariente del ciberespacio) digamos que calmaba mi conciencia. Y así hasta que llegó el fin de semana cenizo.
Que ahora que reflexiono sobre ello bien puede haber sido cosa del destino que nos puso zancadillas o, simplemente, que no se nos ocurrió consultar con suficiente antelación la programación musical para ese fin de semana madrileño. Craso error este último. La madrugada del viernes nos enteramos de que Love of lesbian (de esos grupos cuya música te engancha cual trozo de velcro) toca en la Moby Dick la noche siguiente. Genial, esto adquiere otra tonalidad. Que le den a los Vetusta, al friki de los mil disfraces y al otro. Hay que ir a ese concierto. Y entonces comienza lo que yo he querido denominar: la búsqueda desesperada (lo sé, muy original no es). A la mañana siguiente, indagando por la red, conseguimos averiguar que se pueden comprar las entradas de manera anticipada en Atrápalo (¿Atrápalo? ¿El mismo sitio donde se pueden pillar entradas para Pitingo y Hoy no me puedo levantar? Qué sindios, la virgen). Ya he dicho que fue un sábado musicalmente cenizo así que nadie se sorprenderá cuando diga que no quedaban entradas en Atrápalo. Mal rollo. Yo, ingenua de mí, llego a pensar que debe ser un error eso de que las entradas para LoL estén a la venta en esa página. Así que nos queda llamar a la sala, a buscar un resquicio de esperanza que arroje algo de luz a este entuerto. Nadie contesta, nos atiende un contestador: "Nuestro horario de atención al público es de 10 a 2 y de 4 a 8..." ¡¡Ya, pero es que son las 6!! Nota prescindible: No le gritéis nunca a un contestador, no escucha y, por el contrario, puedes quedar fatal si tras el pii se registran tus exabruptos. Bueno, mantengamos la calma. Seguro que en taquilla pillamos entradas. Segundo craso error, el de infravalorar el -inesperado- poder de convocatoria de LoL... claro que estamos hablando de Madrid... Llegamos allí tan pronto el compromiso ineludible de ese fin de semana -el mismo que nos hacía pasar ese fin de semana en Madrid- finaliza, es decir, a las nueve menos cuarto -la sala abría sus puertas a las 9- y ya había una cola considerable. Así que allí estamos, dos frikis vestidos como pijos en una cola llena de más frikis vestidos de frikis que nos miran raro mientras tratamos de calmar los nervios y potenciar el casi perdido optimismo. Frases como "seguro que hay entrdas de sobra", "la gente de la cola ya llevará entradas y no se van a acabar tan pronto" o "mira la cola que hay detrás de nosotros, fijo que entramos sin problemas", salen de nuestros labios. Tercer craso error. El de cultivar falsas esperanzas, las cuales se desvanecen por completo cuando veo salir de la sala a una tipa que tiene toda la pinta de no estar haciendo cola, ni ser una paria que se sale de la cola para animar al personal, no. Tiene pinta de manejar el asunto, y además lleva el pelo corto y raro, un piercing en los labios, una riñonera y, lo que es peor, una tarjeta identificativa. Mierda, las sospechas cobran su forma definitiva cuando, a pocos metros ya de la entrada, tras haber avanzado otros pocos, la tipa suelta la frase mágica: "chicos, lo sentimos mucho pero los que no hayáis pillado entradas en Atrápalo (o sea, que era cierto?!) o tengáis invitación ya no podéis comprar entrada, están agotadas". Houston, tenemos un poema. Llego a pensar que es una lista que quiere espantar a la gente de la cola y hacerse ella con las entradas que queden o algo así, dudo unos instantes hasta retirarnos de la cola y asumir la decepción de no poder ver el último concierto de la gira de LoL de este año. Nos quedamos unos instantes observando a la gente que pasa, la que no se retira de la cola porque ya las tiene compradas y yo pienso en eso de las invitaciones y me imagino consiguiendo algunas o que de repente nos vayamos a algún bar cercano a ahogar las penas y estén allí los del grupo, porque aún no han entrado a la sala, les contemos lo sucedido y nos den un pase VIP.
Pero no, eso sólo les ocurre a los que tienen potra, y no a dos frikis vestidos de pijos en un 4 de octubre musicalmente cenizo donde los haya.