26 enero 2007

Espejos

"Nadie te advirtió que te mirabas en espejos que no devuelven las miradas"

La alarma que obliga a despertar de cada sueño. El agua corriendo sobre tu piel. Observas el surco que con fuerza se agolpa en el desagüe de la ducha formando un furioso remolino. Húmeda espiral, hipnosis inconsciente. Vistes tu cuerpo de seda mientras tu alma permanece acorazada con alambre de espino. Zapatos de plata y tacones abismales que consiguen que mantengas el equilibrio imposible de una mañana a medio construir. Pantalones de pinza que desafían la distancia de cada uno de tus pasos. En el bolsillo, sientes el pálpito de un corazón.
Bajas las escaleras que casi llevan al infierno. Parece que la música no va a parar. Resuena en tus oídos aquella triste canción. I need you, I don't need you. Y recuerdas, otra vez.

Jamás te recuerdo porque nunca te olvido. Tengo mis venas saturadas de porqués y en mi cerebro retumba un indecente etcétera. No olvido las dulces palabras que componían las mentiras que alguna vez me hiciste creer. Mis manos dejaron de poder fraguar milagros en tu cuerpo. Sólo fui cortesana de tu amor. Y he cambiado mi almohada por luces de neón y cinco pavos. Aprieto el puño sumergido en el bolsillo de mi pantalón y me disfrazo con perlas, humo y champán. Ahora sólo nos quedan aeropuertos sin estrenar y estaciones de tren vacías, se nos hizo demasiado tarde. Y al bajar las escaleras resuena aquella canción. Una tarde de abril, un banco compartido, tres copas y tu habitación. Y recuerdo que alguna vez quise volver a descubrir las canciones más peligrosas en tus ojos. Hay días en que valdría más no salir de la cama.